La Navidad es tiempo de esperanza, de estar con las personas queridas, de solidaridad, pero en definitiva es un tiempo de fe, de fe integra y plena por que el Salvador ha nacido para alumbrar a la Humanidad, ha nacido para decirnos que todos somos hermanos y que estamos convocados a la eternidad, que ni la desgracia, ni la muerte podrán vencer a un corazón fuerte y entregado por completo a Dios; hay que desprenderse de todo lo que nos empequeñece y hay que luchar por elevar día tras día nuestra alma hacía lo más alto, es decir, hacía Dios.
¡Nada sin Dios!
¡Nada sin Dios!
Venite adoremus Dominum.
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